lunes, 13 de abril de 2009

10 RAZONES PARA TIRAR EL CAPITALISMO A LA BASURA

10 RAZONES PARA TIRAR EL CAPITALISMO A LA BASURA
HERMOSO TEXTO ANTICAPITALISTA. NO APTO PARA AUTORITARIOS, ADORADORES DEL TRABAJO Y DEMAS REFORMISTAS





Autor: Antón FdR

Coruña, septiembre de 2005



10 razones para coger el capitalismo en una mano, hacer con él una bola, y titarlo a la basura.

Esto no es sino una colección de Secretos Públicos. Todos los conocemos. Todas los sabemos. Están ahí, algunos tal vez un poco más apartados, ocultados torpemente, otros, la mayoría, son tremendamente evidentes. Su conocimiento y su crítica forman parte de nuestra inteligencia colectiva. Nada original en estas líneas. De ahí su cualidad subversiva.

RAZÓN 1: Porque el capitalismo nos quiere trabajando todo el maldito día.

Cuando los hombres eran nómadas y vivían de la caza-recolección dedicaban a la subsistencia una media de dos horas diarias. De hecho, ni siquiera era un trabajo: no lo diferenciaban lingüísticamente de la palabra "juego". Cuando el ser humano se hizo agricultor tribal se trabajaba unas 5 horas diarias. En la Edad Media , a pesar de las cargas de los impuestos feudales, del diezmo robado por la Iglesia y de las guerras de los reyes que prendían fuego a todo lo que había a su paso, era posible que 180 días al año fuesen festivos. Se trabajaba menos que ahora.

Con la llegada del capitalismo las horas del trabajo se multiplicaron espectacularmente: las máquinas no nos liberaron del trabajo, nos condenaron a más. ¡La jornada de 8 horas era ya una reivindicación fundamental de hace más de 150 años y todavía no existe hoy más que en el papel! En los años 1930 en Galicia el movimiento obrero reivindicaba la jornada de 36 horas. ¡En la actualidad producimos en menos de 2 semanas una suma equivalente a la producción total del año 1900! En ese año los revolucionarios calculaban que con 3 ó 4 horas diarias se cubrirían colectivamente todas las necesidades básicas. Entonces, ¿por qué hay hoy más de dos millones de personas agobiadas por el paro y un porrón de millones de trabajadores que han de trabajar como desgraciados? ¿Por qué trabajamos 4 veces más al día que un bosquimano en el inhóspito desierto del Kalahari? ¿Por qué disfrutan tanto los capitalistas y sus políticos con nuestra tristeza, en trabajos largos y aburridos?

Durante los años 60 la revolución fue contra el trabajo, contra la tecnocracia, contra la burocracia, contra la vida y moral burguesa. El lema de los revolucionarios de los setenta era el del "rechazo al trabajo". Hoy, como ayer, el grito verdaderamente revolucionario es: "¡Trabajadores del mundo, descansad!"

RAZÓN 2: Porque su economía nos impide vivir.

La precariedad es la nueva moda. Bajos sueldos. Venta constante, de un patrón a otro, de un lugar a otro; hoy estás aquí y mañana allá. La competencia es la regla social: debes dar codazos a los demás candidatos para conseguir ese curro que detestas, esa beca que son migajas, o ese piso que te hipotecará de por vida a un banco. No hay sitio para la vida ni para la comunión con el resto de la gente. Sólo hay un desquiciante sistema económico que te condena a la inseguridad y que arruina tus relaciones con tus más cercanos. En casa de tus padres ellos no están a gusto porque lo del curro está jodido y además tienen que cargar contigo; tú no estás contento porque estás forzado a vivir allí de parásito. Se trata de una dependencia vergonzosa para ti y una carga pesada para tus viejos, pero un lucrativo colchón para los beneficios de quienes manejan el capital. Las amistades se rompen por culpa de la recolocación laboral, y muchas otras no pueden nacer o cimentarse porque tienes que estar currando todo el día para que el capitalista puede comprarse un yate o, simplemente, para poder pagar un grupo armado paramilitar que defienda sus intereses y se lleve por delante a los insurrectos zapatistas o magonistas en México, o los indígenas mapuches en Chile.

Esta sofocante vida capitalista golpea por partida doble en las mujeres. La precariedad laboral, por un lado, y la necesidad de estar "formándose" continuamente para ella, impide, a mucha gente que lo desea, algo tan natural como tener hijos. El eterno estado infantil al que nos condenan nos imposibilita a estar en condiciones económicas como para tener estos hijos. Con suerte a los treinta y tantos puedes conseguir empezar a pagar la hipoteca de una casa (que tardarás décadas en pagar) o alquilarte un piso en mínimas condiciones. Pero, lo cierto es que ahora la cosa aún esta peor: la temporalidad de sus contratos (¡chantajes!) dura hasta que la palmas, o alquilas o alquilas, y debes pagar cada mes, tengas o no trabajo. Muchos tienen que volver no pocas veces a la casa de sus padres, los abuelos también. Esto significa una injusticia para los hombres, pero es aún mucho más doloroso para las mujeres que, en el caso de desear hijos, además se vuelve de peligroso: a partir de los 36 años los partos empiezan a ser de riesgo, y antes de los 30 es difícil poder pagarte un chaval (en este mundo todo está en compra/venta).

No debes vivir: debes producir, y a la salida del curro debes consumir para olvidar. Su Gran Reloj es un dictador sobre nuestra existencia. En una sociedad racional en la que no hubiese que trabajar para el capitalista, la publicidad y el hiperconsumismo, bastaría con "trabajar" el par de horas que dedica un bosquimano. En esa sociedad podríamos permitirnos el coordinar nuestros esfuerzos de forma libre y flexible. Podríamos darnos el lujazo de romper todos los relojes y despertadores. Esto es lo que llamamos "El Rechazo al Trabajo", su drástica disminución, la ruptura con su moralina laborista y lógica productivista, la reconversión de la actividad vital hasta donde sea posible en juego, creatividad, arte y artesanía.

Hoy el capitalista se mete en tu vida más íntima y te obliga a decirle tu pareja: "me encantaría quedarme un poquito más, follar juntos, y besar tus labios, pero es que tengo que irme a trabajar. ¡Hay que a fichar! Debo currar para que la economía del país vaya lo suficientemente bien como para permitirse comprar 450 bombas y descargarlas sobre Faluya." Y tu pareja debe aceptarlo complacidamente al grito de "¡Todo por la democracia!"

RAZÓN 3: Porque no nos dan las cuentas.

Si echas cuentas podrás ver que tus muchas horas de trabajo producen un valor de, pongamos por caso, 15 unidades. Cuando llega fin de mes te dan 3 unidades. De ellas debes de pagar 1 al estado en concepto de impuesto. Y otra media unidad en concepto de impuestos indirectos (por ejemplo, gravados sobre los 10 cigarros que te fumas compulsivamente de camino al curro, con los nervios que te quedaron por no haber podido follar hace un momento). Entonces Marianito se pregunta, "¿qué ha sido de esas 13,5 unidades?" Marianito no es muy listo. Tú sabes bien que eso se llama explotación. Es un robo legal. Hay quien piensa que cuando el jefe le da la paga a fin de mes realmente le está dando algo. Pero lo cierto es que el trabajo capitalista es un chantaje y un robo; son trabajos forzados y también un atraco. Es lo mismo que si yo te saco a la fuerza la cartera, te pillo 10 euros, y después te digo con amabilidad y una sonrisa en la cara: "Tú lo vales. Te lo mereces cariño. Toma te voy a dar 3 euros, todos pa´ti". Así es como funciona el capitalismo: tú debes de pagar el jefe para que él te dé órdenes. Tu trabajo no es remunerado: tú trabajas para comprar sus órdenes, y con esa parte que decide no robarte, le compras lo que otros como tú producen para otros como él. ¡Qué buen negocio!

Ahora bien, el jefe se podía defender diciendo, "No, no, no. No es así. Yo tengo derecho a todo ese dinero y órdenes porque tuve que poner otro mucho para crear la empresa, estuve en el lugar adecuado, tuve las ideas correctas, me arriesgue a..." Pero estos son argumentos sólo dignos de un lobotomizado en un parvulario. Pregúntale entonces de dónde sacó el dinero para montar su negocio. Nadie se hace rico trabajando, sino poniendo al resto a trabajar para él. El capitalismo es el robo. Así funciona. El capitalismo no es más que un gran proxeneta. Y nosotros somos su negocio. Se base en la competición y en la dominación, pero nosotros queremos una sociedad basada en compartir y que sea igualitaria, porque así la vida es más fácil y porque así la vida es más placentera, y porque así puede ser más excitante. Estamos hablando de una Revolución para el Placer.

El capitalismo se basa en la lógica cristiana de trabajar como un condenado. De trabajar para trabajar, y sólo descansar para volver a trabajar (en ese cansado mundo programado que llaman ocio). Nosotros queremos trabajar muy poquito, sin hacer ningún esfuerzo. Y queremos acabar con los trabajos forzados. ¡¡Compartiendo y gozando lo conseguiremos!! Tal vez tengamos que renunciar al teléfono móvil y a maravillosos inventos de la teletienda como el Total Abdominator y el cepillo de dientes eléctrico, ¡qué se le va a hacer!... Les regalo mi reloj si no tengo que levantarme nunca más a las 7 u 8 de la mañana.

RAZÓN 4: Porque estoy cansado de “labrarme un porvenir”.

En este sistema solo hay un momento para disfrutar del presente: borracho en la discoteca baboseando en la barra. El resto del tiempo lo tienes hipotecado. Has de vivir para el futuro, para un futuro que nunca llega. Caminamos como el burro detrás de la zanahoria. Así pierdes tu niñez y tu juventud. Desde los 4 ó 6 años te obligan a sufrir jornadas laborales de 5 horas al día que le salen gratis al capitalista. Tú las acatas para tener la magnifica oportunidad, en el futuro, de hacer de oro al capitalista.

Los primitivos desde que nacían jugaban a cazar, recolectar, construir cabañas, y un buen día se daban cuenta de que el juego se había convertido en realidad. En nuestras sociedades tú nunca eres real. Nuestras vidas no nos pertenecen. En las aulas nos enseñan a respetar la autoridad, a estarnos quietos y sin hablar con el compañero, ni mirar por la ventana. Nos enseñan a creer lo que nos digan y nos enseñan la disciplina marcial: "¿Están listas las piezas? -Sí, señor. -Bien, pues tírenlas ya al mercado". ¡Joder, estudiamos para trabajar, trabajamos para jubilarnos y nos jubilamos para morir! ¿Cuándo toca aquí vivir? "Lábrate un porvenir", te dicen. Pero, ¿por qué es más importante el tiempo futuro que el presente? Debiera ser al revés, ¿no? Digo yo que sí, pues del tiempo presente puedo estar seguro, pero del futuro no. Quién sabe, puede que en ese futuro abstracto del que siempre nos hablan esté muerto o puede que no me interese ni lo más mínimo ir a los 80 años a Benidorm. Prefiero largarme ahora mismo a las Islas Galápagos o al río Ganges. "¡Ah! ¡Pero es que así no puede pensar usted!" -replicarán alarmados los señores del mundo. "¿Por qué no?"- preguntaremos nosotros. Respuesta: "¡Por qué así nos joden nuestro invento". ¡Qué se jodan! ¡Lo queremos todo y lo queremos ya!

RAZÓN 5: Porque somos los de Manos Blancas y rechazamos el terrorismo.

El capitalismo ha resultado ser la mayor organización terrorista de la historia. Los estados son los brazos armados de este cruel ser. Su sistema de competencia, explotación y egoísmo nos está dejando un bonito reguero de sangre: 1914-1918, 1º Guerra Mundial (8 millones de muertos, millones de heridos); 1939-45, 2º Guerra Mundial (50 millones de muertos, decenas de millones de heridos). Y, por supuesto, entre una y otra la guerra civil española, la rusa, etc. Pero es que, después del 1945, las cosas no han ido mucho mejor. Se cuentan los días en los que ha habido paz en todo el mundo con los dedos de las manos. Desde el 1945 hasta nuestros días han muerto nada más y nada menos que 40 millones de personas en las guerras del capital. Las últimas, las Guerras del Petróleo, han hecho que se volviese a derramar sangre en los países "ricos", en las ciudades de Nueva York, Madrid y Londres, y próximamente en algún lugar de Italia. Por suerte, hasta ahora solo han utilizado armas primitivas. Por suerte, todavía no se han hecho con un maletín nuclear de esos de la antigua URRS o alguna arma genética…

Porque somos ciudadanos de bien y pacifistas, manifestamos nuestra más enérgica repulsa al terrorismo: "¡Capitalismo no, gracias!"

El ejército te hace un hombre (o una mujer-machoman), nos dicen, y sus ejércitos son muy productivos, ¡los más eficientes de las historia! ¡Limpian, pulen y matan como ninguno! Producen hombres y mujeres asesinos a destajo y crean cantidad de puestos de trabajo. ¡Cierto! Jamás ha habido tantos puestos de trabajos de enterrador. En las cajetillas de tabaco debía estar escrito en mayúsculas este letrero: "EL CAPITALISMO MATA".

RAZÓN 6: Porque el capitalismo entiende de patriotismo y nosotros no.

Ellos nos dicen Democracia, pero quieren decir Capital. Dicen Democracia, pero quieren decir las hermanas Koplowitz. Ellos dicen Democracia, pero quieren decir Patria. Dicen Democracia, pero quieren decir nacionalismo burgués.

Por la patria no pueden entrar aquí más inmigrantes de los que cómodamente puedan explotar nuestros capitalistas. Ellos, fascistas, dicen que si no los paramos nos quitarán los puestos de trabajo. Dicen que deben entrar los justos y necesarios. Pero realmente es el capitalista quien quita esos puestos. Sólo a él le favorece el paro: así nos vendemos aún más barato. Ellos dicen que los inmigrantes no tienen derecho a invadir nuestras tierras: sólo nosotros tenemos derecho a invadir las suyas. Nuestras empresas hacen hamburguesas con los bosques de la Amazonía para que podamos engordar más que las vacas en un McDonald´s. Nuestras empresas chupan su petróleo. Sólo hay una emigración que creen que debe ser libre: la de los recursos naturales. El gas natural corre de África a España sin ningún problema, aplanan el terreno para él, es un inmigrante de 1º que nos sale muy barato.

El hambre es otro invento de los sistemas de dominación y explotación. Los primitivos nómadas trabajaban 2 horas al día porque no les apetecía trabajar más y porque podían permitírselo. Con ese poco tiempo les llegaba. Como señalan los antropólogos, el hambre sólo se ha convertido en una institución, en una enfermedad endémica, sólo con la llegada de la explotación del hombre por el hombre. Hubo un tiempo en la Edad Media que los campesinos desposeídos de sus tierras que se convertían en mendigos eran asesinados públicamente: mendigar estaba prohibido. Hoy desposeemos a las gentes del tercer mundo, los condenamos a la pobreza y decimos: "ser pobre es pecado". Y por ello deben de morir en pateras o a balazos al intentar cruzar en masa las alambradas.

Hablan de democracia pero quieren decir capitalismo. Hablan de democracia pero esos burgueses quieren decir patriotismo. Hablan de justicia y tienden alambre de espino para las personas, y una alfombra roja para recibir el petróleo y el gas natural que a esas personas del espino se les roba.

RAZÓN 7: Porque vida solo hay una y lo demás son estupideces.

Nos hablan de crecimiento económico, pero con los bienes materiales que hay nos sobran. De hecho, ¡hay de más! Existe más producción de la que puede soportar la ecología del planeta. Lo único que hace falta es distribuir bien los recursos. Nos hablan de ser serios: que si el PIB, y la burbuja financiera, la Curva de Gini, la inflación y la cienciología de la Jodienda Laboral. ¡Seamos serios! ¡Vida solo hay una! Cuando me levanto por la mañana y voy de camino al tajo o a la universidad, en ese trayecto de media hora veo a más gente de la que un pigmeo de la selva del Congo ve en toda su vida. En cambio no conozco en serio ni a la mitad de los amigos íntimos que tienen ellos. El capitalismo destroza la comunidad: todos somos seres sin caras. A lo mucho llegamos a conocer el nombre de unos cuantos, e íntimamente a demasiadas pocas personas. Tememos una excusa para esto: ¡No tenemos tiempo! Pero lo cierto es que: (a) No lo tenemos porque nos lo roban. (b) No lo tenemos porque desmotivados y sin los redes convivenciales socialmente tendidas, no sabemos más que “matar el tiempo” que nos queda. Al amigo que más atención le prestamos, y con mucho, se suele llamar Sony o Toshiva.

Para el capitalismo lo importante es crear más y más mercancías. Las mercancías son un placebo que no soluciona nada. Cuando estás chungo te dicen: "date un caprichito, cómprate algo que te haga ilusión". Pero a los dos días ya no nos hace ninguna ilusión y vamos a por otra a ver si esta vez sí que nos realiza como persona. Pero la amistad, el amor, el gozo, el placer, la creatividad y la convivencia no se pueden comprar. Ellos dicen: "déjate de tonterías, la felicidad la da la Playstation y un televisor de plasma". Pero eso no es suficiente, queremos mucho más. Para ellos lo importante es producir y consumir. Para nosotros lo es conocer gente, reírnos con ella, descubrir horizontes artísticos, sexuales, imaginativos, compartir proyectos o desarrollarlos individualmente, como cada uno decida, pero poder hacerlo. Repetimos: ¡Lo queremos todo y lo queremos ahora!

Nuestra revolución es coger todos los despertadores y reciclarlos para hacer con ellos bicicletas. Sólo tenemos una vida y es por eso que es tan preciada para nosotros. Cuando llegues a tu vejez qué te vas a decir a ti mismo: "Vale, no he vivido, pero, qué le iba a hacer. Había que ser realista y yo lo fui. Y, mira, no me ha ido tan mal… He conseguido ahorrar para pagarme el pulmón artificial con el que ahora respiro". ¡Tómate un respiro! La vida no es una pesada carga: el mayor triunfo del capitalismo es hacer creer a sus víctimas que la vida es dura y difícil. La vida era sencilla y placentera cuando está libre del autoritarismo, la explotación y las moralinas de las civilizaciones castrantes. La lógica burguesa del capitalismo y su moral son apestosas, pestilentes. La siguiente vez que la Muerte llame a mi puerta y me pregunte, quiero poder decirle: "¡Ah! Así que esto era la vida… Pues me está gustando. ¡Quiero más!" Eso no se compra ni en efectivo ni con tarjeta.

Razón 8: porque, aunque las escondáis, podemos ver lo que son vuestras cárceles.

Sabes cuánta gente había durante los 60 en las cárceles franquistas: 15.000 personas. Sabes cuántas a principios de los sesenta: unos cientos menos. Sabes cuánta en el fin del siglo: 50.000. Y, ahora, cinco años después, ¡55.000! Con la excepción de algún pijo o afortunado todos conocemos a alguien que está o estuvo entre rejas. ¿Sabes por qué lo están la mayoría? El 80% de la peña por delitos relacionados con drogas -la mayoría por delitos contra la propiedad privada- que son ilegales, cuestan un ojo de la cara para quien es pobre y te sumergen en los submundos más changos. Nuestra sociedad patriarcal y frustrada sexual por esta castrante sociedad burguesa crea cantidad de perturbados. Y aún así tan sólo el 5% están en la cárcel por asesinatos y violaciones. Hay un dicho en los talegos, en ellos "quien es rico nunca entra y quien es pobre nunca sale". Nos dicen que hace falta policía y cárceles. Lo que no nos dicen es que el capitalismo crea la inmensa mayoría de los delitos. ¡Metamos en la cárcel a quienes los crean! Junto con los asesinos y violadores se me ocurre que podríamos encerrar a todos los políticos y a todos los magnates de la economía. Ellos dicen "quien la hace la paga". Pues bien, nosotros aceptaremos sus cárceles el mismo día que estén todos ellos dentro. ¡Justicia ya, justicia ahora!

RAZÓN 9: Porque Gaia es nuestra madre y ellos son sus verdugos.

"Madre no hay más que una", dicen, y esta vez están en lo cierto. Nuestra madre es la Tierra , nuestro espíritu la Naturaleza. ¡Somos salvajes! Escucha la buena noticia: ¡la domesticación que nos han impuesto es reversible! Podemos resocializarnos para la libertad, pero tan sólo lo podemos hacer socialmente, con el apoyo del grupo, a través de las comunidades que creemos. ¡Volvamos a casa, creemos nuestras propias familias! Sus familias son meramente sanguíneas, un colchón para el paro de los capitalistas. Nuestras familias serán abiertas, extensas, dinámicas, cambiantes, vivas. Nuestra familia será quien decidamos mutuamente que integren las comunidades amorosas que nosotros mismos creamos. Nuestras familias no entenderán de autoridad sino de convivencia y de vitalidad.

Nuestras familias serán muchas, pero madre solo hay una. Y nuestra Madre, la Tierra , está siendo asesinada… Y ellos bromean macabramente con el "desarrollo sostenible". Ni sostenible ni hostias; les decimos claramente: ¡Vuestro mundo es imposible! Los bosques se desertizan, los desiertos crecen, la capa de ozono se agujerea, los glaciales se evaporan. El calentamiento global es una amenaza muy seria. Nuestra madre es día a día violada y fagocitada por vuestra avaricia de dinero y más dinero, y vuestra estupidez de producir y producir. ¡No queremos producir basura, queremos producir felicidad y libertad! ¿Es esto tan difícil de entender? Queremos una utopía verde. Vosotros decís que somos unos románticos, ¡y lo somos! Nosotros decimos: sois unos asesinos. Mientras tanto miles de especies se extinguen cada año.

RAZÓN 10: Porque no hay nada que nos reviente más que sus órdenes.

Hay quien manda porque hay quien obedece: ese es un secreto a voces. Ellos nos mandan cómo trabajar y nos mandan dónde, cuándo, para qué y para quién. Nos mandan que aceptemos el que se carguen la Tierra. Nos mandan que no protestemos por su imperialismo y su falta de humanidad. Cuando nuestras protestas se vuelven lo suficientemente enérgicas y problemáticas para sus intereses nos mandan a sus policías para que nos aporreen, gaseen y arresten. En las manifestaciones antiglobalización hicieron esto y mucho más. En las democráticas cárceles de Génova o de Barcelona por ejemplo, hubo torturas inenarrables, vejaciones sádicas. Fue una locura: lo sé porque le pasó a amigos míos que me lo contaron.

Ellos nos mandan que reneguemos de nuestra vida, que nuestra existencia sea una pesada carga, que reneguemos del presente en aras de un futuro cada vez más incierto. Ellos están contentos si yo soy un mediocre gris. Para ellos lo mejor es que de joven estudie y me corra unas cuantas fiestecillas, y después me mate a buscar un curro de los suyos, que acepte su monotonía y aburrimiento durante horas eternas. Para ellos es perfecto si entonces reduzco mis aspiraciones a crear una familia burguesa, e inculco a mis hijos la forma de vida que nos imponen y las ideas que van parejas con ella. Esto es lo que prevén que haga cuando tenga treinta años. A partir de ahí será perfecto si estoy constantemente atemorizado por perder los curros que me impongan si esto sirve para que me calle la boca. Debo dedicarme a consumir e intentar sacar la prole adelante: mis hijos serán el futuro de los futuros capitalistas. A los cuarenta entraré en la crisis de ver como se me va la vida haciendo muy seriamente el imbécil, y de ver como renuncio cada vez más a mis sueños. Y así pasarán mis días grises de consumidor-productor. Un buen día me dirán: ya no sirves para nada, ¡jódete! Entonces es cuando te jubilan y como ya no trabajas no cuentas para nadie. ¡Así funciona la moral cristiana-burguesa del sacrosanto Trabajo! Mis hijos me echarán al cubo de basura de algún asilo para ancianos, pues estarán demasiado ocupados para trabajar para los capitalistas. En mi camastro, conectado a una maldita máquina, me daré cuenta de su embuste y me reprocharé: "¡Todo esto por no atreverme a ser libre, todo por no atreverme a vivir!" Entonces será cuando reconoceré que todas esas excusas de ser una persona seria y formal no eran más que eso, ¡excusas para no atreverme a ser lo que quiero! Y reconoceré que todo lo dicho hasta aquí, que piensa todo el mundo pero que pocos son hoy los que se atreven a afrontar activamente, no eran sino Secretos a Voces. Un día me encontrará la muerte avergonzado por tales pensamientos. Y en mi tumba pondrá: "Aquí yace un mediocre". Un mediocre, pero que era una persona muy buena: "¡Oh, sí! Era muy, muy bueno, siempre se portó muy bien; él era muy obediente".

Esta es su historia. La persona "normal" es quien acepta esto sin rechistar: lo demás son radicales, enajenados, excéntricos, bichos raros. Esta es la realidad que nos venden. Capitalistas, políticos… ¡Dan asco! Romperemos sus esquemas. Creemos nuestras propias zonas temporalmente autónomas en los márgenes del sistema. ¡A qué esperas! Vivamos desde hoy la revolución que sea posible, aunque sólo pueda serlo de forma parcial y en miniatura. Por algo se empieza. Y el inicio siempre ha de ser la revolución de la vida cotidiana, pues es para ella, para quien ésta es y a través de quien ésta se realiza.

Nuestra revolución será comunal, asamblearia, suave, activa, gozosa e íntima. Nuestro objetivo: crear tribus que practiquen y difundan la disidencia. Es nuestra vida, la de nuestros hermanos y la Madre Tierra la que está en juego. ¡El capitalismo es una conspiración contra la vida!

Este es nuestro programa anti-político: Libertad, igualdad, vitalidad, antiautoritarismo, rechazo al trabajo, amor, humor y respeto. ¡Al abordaje amigos!

Robines Hood y Alicias, ¡convirtamos todas sus ciudades en un inmenso Bosque de Sherwood! ¡Caminemos a un dulce País de las Maravillas! Tomemos el timón de nuestras vidas.

Escrito por Antón FdR,
Coruña, septiembre de 2005
Contacto: antonfdr@yahoo.es

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