lunes, 13 de abril de 2009

Nuestro Terrorismo Poético en ocho pasos


Por Comuna Poética
comunapoetica@hotmail.com

¿Qué es eso de la Comuna Poética?

I

Muérdagos prismáticos colgados por gruesos cordeles de cáñamo del manzanar geishas anarcopunks girando y danzando y haciendo cabriolas en frenéticos espasmos eróticos impresionantes maniquíes como del Teatro de Crueldad de cinco metros de altura colocados sistemáticamente en las puertas del Parlamento.
Hakim Bey asentó en los 80’ los primeros estatutos invisibles del Terrorismo Poético (TP). En las dos últimas décadas los terroristas poéticos han actuado como inverosímiles destellos subterráneos de festividad, exóticos piojos de Pan Gu -máscaras de yeso pintadas de rojo y negro con caracteres superpuestos en kuan-hua y vestidos entre íncubo y súcubo-, guerrillas de bardos descendientes de la República Mística de Corsarios del siglo XVII, en la costa de Madagascar (“Ofrecemos refugio a todo el que sufra la tiranía de los gobiernos, sean de donde sean” –Capitán Misson), etc. Se actuaba, por lo general, individualmente. Pero después del 11 de septiembre, cuando las torres del World Trade Center (Ares con estampado en camisa de cachemira que reza “In god we trust”) se tiñeron de sangre bajo ripios humeantes y gritos abismales a causa de un atentado “terrorista” provocado por fanáticos islámicos (Mahoma en bikini con visera plateada y el mensaje en ésta “YIJAD a domicilio”), después de esto, repetimos, la cacería de brujas contra nosotros, terroristas poéticos y amantes de la libertad, se desató.
Por este motivo, decidimos juntarnos en pequeñas comunas –cofradías lúdicas atemporales- para nuestra supervivencia. De allí nace la Comuna Poética.
...Ned Ludd era poeta...

II

Zerzan sostiene que el lenguaje emergió de un deseo insatisfecho y que, posteriormente, aquél se convirtió en una forma de dominación del hombre sobre la Naturaleza, que es lo que nos sumerge en la miseria. Por otra parte, el Príncipe Kropotkin dijo que el lenguaje emergió del apoyo mutuo, cuando en épocas primitivas la raza humana desarrolló códigos avanzados para comunicarse entre sí en la búsqueda de alimentos (si no dijo eso, al menos debió decirlo). No obstante, nadie sabe terminantemente de dónde emergió.
La consideración más cercana podría ser que la codificación de la realidad fue, en algún momento, necesaria para los humanos; pero la transformación de esta “necesidad” debido a los cambios socio-económicos hizo que pasase de medio a fin, es decir, el símbolo primero interpretó la realidad, y más tarde la suplantó. No. No es así. Lo que sucedió fue que la Humanidad se tomó en serio el lenguaje y, luego de sobrepasar el espacio/tiempo cognoscitivo tangible, cayó en una opresión epistémica constante que, a su vez, resultó una opresión tangible para lo cognoscitivo: pasamos del “oh” de la contemplación al “ay” de la estupefacción.
Los primeros en revelarse contra verdadera opresión, contra la seriedad, fueron los poetas, quienes se declararon seres simbólicos –de la forma y el reflejo nace el signo que escapa de todo signo- y desde el quid divinium del lenguaje se juntaron en comunas: los cuerpos simbólicos se entrelazaban en una danza de la cual manaba un ritmo de superstición sensual post-chamánica, trance, éxtasis y un silencio (vestigios de esto supervivieron incluso hasta comienzos de la Edad Media). Sin embargo, la pesadumbre espiritual de la seriedad avasalló los sediciosos intentos de los poetas, y sus cantos al brillo del sol en el azafrán o al desnudo mármol de la luna fueron convertidos en pesadas piedras monolíticas inspiradas en el miedo (Dios, Estado, Moral, Ley, etc.), en diferentes épocas. Más aún, los propios poetas, como los gnósticos y doctus, entre otros, comenzaron a perpetuar la Metafísica de Muerte. (Bastaría, por ejemplo, ver toda la sangre que se ha derramado por la Biblia).
Tuvieron que pasar cientos de siglos para que surgiera un grupo que se alejara de la seriedad de la civilización y los rostros petrificados que no vieron la Gorgona a través del espejo: los románticos. Los románticos se negaron a ser en la Naturaleza una pieza más del engranaje cartesiano y establecieron una comunicación del Uno con el Todo en búsqueda de su infinitud. Lamentablemente, como sus predecesores, aunque mucho más rebelde, el Cenáculo siguió manteniendo la nociva idea de que el hombre es exógeno a la Naturaleza, y precisamente por eso al poco tiempo se encontró con el Parnaso, cuya rigidez replegó a la poesía nuevamente.
Pero, volviendo a lo inicial, lo únicamente cierto –no como concreción, sino como intuición, clarividencia- es que cualquier pretensión prelingüística parte de la nada; así que, antes que el “Uno con el Todo” romántico, la Comuna Poética huele muy cerca un caos y los cuerpos simbólicos vuelven a danzar: hiperconsciencia onírica, paroxismo extrasensorial, joie de vivre. Sólo aquellos que se masturban lingüísticamente en genealogías colocan por encima del placer el fraterno idilio del Príncipe o la batalla contra la cultura del Primitivo o tal vez algo más ordinario como la tesis monogenética del protolenguaje de Leibniz... Shhhh... La Comuna tiene una revelación: de la unión de Caos y Gea nació Eros.
El porqué del símbolo se fermenta en el fondo de una letrina romana, mientras el cómo surge con todo su nervio: o morimos sin morir en el símbolo o vivimos simbólicamente una existencia plena.
¡Poeta laureatus!

III

El Orden es el opio del pueblo.

IV

La Comuna Poética es una peña sin rostros y, aun así, emergen de ella cientos de gestos seductores. No es feudo, ni señor, ni pueblo. Es nenúfar, bóveda celeste, susurro.
Tampoco pretende hacer eso que llamaron los españoles “poesía social”. Ya Julián Marías dudaba que eso fuera poesía, porque con ello no iban a conseguir que las personas comieran mejor; que, por el contrario, han sido los poetas los que, incluso comiendo mal, han soñado y han hecho soñar a otros con exquisitos desenfrenos; y que si alguna vez ha habido “poesía social” ha sido la de los modernistas. La apreciación es permitida siempre y cuando se tengan en cuenta dos cosas: a) que Julián Marías era un cabeza-de-mierda de derecha, estafando así a su maestro, quien creía que la izquierda como la derecha son dos de las tantas formas que tiene el hombre para ser un imbécil; y b) que ya hace mucho tiempo que el cisne fue degollado (¡nuestro más sentido pésame, Rubén Darío!).
Nosotros vemos a lo lejos gusanos enlodados retorciéndose en la charca. Luego, crisálidas que reposan apacibles en el junco. Y finalmente, en los fulgores engañosos que se asoman por entre el follaje en las vísperas de la aurora, centenares de mariposas agitando sus alas en el bosque. Ahora mezclamos estos tres estadios con la transmutación nietzscheana y tenemos la mejor explicación de la búsqueda poético-comunera: camellos/gusano: leones/crisálida: niños/mariposa.

V

Evadiendo un poco el ánimo inmediatista, haz llamadas nocturnas a números telefónicos desconocidos y recita extrañas letanías o anuncia presagios surrealistas; crea en origami las más asombrosas formas de papel (alondras de mar, cimarrones de las pampas, grullas desplegando sus alas o marmotas de silbido melancólico), escribe en ellas acertijos, enigmas, secretos, misterios espirituales, y abandónalas en las puertas de las casas; utiliza las ramas caídas de los árboles y conviértelas con hilo de colores en muñecos paganos (luego amarra uno en cada árbol y colócales en las manos hachas achelenses en nombre del “paleolitismo psíquico”); cadavre exquis en los baños de los establecimientos de comida rápida, el metro y los recintos estatales; invoca a Hassan i Sabbah, Dios de los Asesinos, y practica la hechicería contra todo aquello que reprima tu caos interior, tu anarquía espiritual:

Assassinat cumpliendo la herejía
brujería hashish champagne elevación
aquí os mandamos el poema de nuestra apostasía
la Comuna maldice sus pieles amargas

“Nada es verdad. Todo está permitido.”

VI

No necesitas ser poeta para fundar una Comuna. Basta que anheles un kibbutz del deseo tan solo por la belleza del corazón. Cada integrante debe ser una rama de Ygdrassil para, de esta forma, completar el mándala.
Taoísmo ninja dadaesco: bajan de la montaña de Wudang las hordas poético-terroristas armadas con cimitarras... se quitaron las libreas... tocan divinas canciones alquímicas en flautas de bambú púrpura grisáceo índigo tachuela... muestran el esplendor de su desnudez porque no les tienen miedo a su cuerpo... vienen corriendo exaltadamente codiciando experiencias inmediatas de realidad trascendente... ¡Desean el comunalismo del silencio!
Pero recuerda: la otredad es una metáfora de muerte.
Tú eres ya el símbolo radiante de tu propia piel.

VII

Si sientes que lo que decimos en este texto te aleja de ti mismo, quémalo. ¡Inmolación literaria! Siempre se hallan más verdades en la luminiscencia de las cenizas.

VIII

Muérdagos prismáticos colgados por gruesos cordeles de cáñamo del manzanar geishas anarcopunks girando y danzando y haciendo cabriolas en frenéticos espasmos eróticos impresionantes maniquíes como del Teatro de Crueldad de cinco metros de altura colocados sistemáticamente en las puertas del Parlamento

Comuna Poética
Caos nunca murió
comunapoetica@hotmail.com

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